Para nadie es un secreto el hecho de que hoy por hoy se han perdido muchas tradiciones, entre ellas la de rezar e inculcarle a los niños la importancia de las oraciones. Se hace necesario rescatar el hábito de rezar en familia y si es el caso de que se practique alguna religión, bien sea Católica o Cristiana, iniciar a sus hijos en el mundo de la Oración.
El primer paso para inculcar a los niños la importancia de rezar es dar el ejemplo y orar en pareja delante de ellos, de modo que se familiaricen con esta práctica y la asuman como algo propio de su rutina y día a día. En el caso de las familias católicas, esto ayudará también para la preparación para la Primera Comunión de sus hijos.
Algunas recomendaciones para enseñarles a rezar
Es importante exista un ambiente propicio para la oración. Para ello pueden seleccionar un espacio en el hogar y un momento especifico del día para hacerlo. Por ejemplo pueden elegir ir a la cama unos minutos antes de la hora establecida para ello y recitar juntos la oración para dormir; además de dar gracias a Dios por todas las bendiciones recibidas este día.
Otro aspecto importante es, como padres dar ejemplo de lo que deseamos instaurar como hábito en nuestros hijos. Debemos practicar la oración a diario y en pareja ante nuestros hijos para que éstos comprendan la importancia de dicha práctica. La actitud y disposición que tengamos al momento de orar será determinante, por lo que se aconseja que al hacerlo nos mostremos agradados y felices.
Una manera un poco más lúdica de enseñar a los niños a rezar, es decirles que esto les permitirá conversar con Dios, inculcándoles que no se trata simplemente de recitar o repetir palabras, si no que tiene que ver con lo que se siente en el corazón.
De igual manera rezar les debe enseñar que además de orar, su comportamiento debe ser honesto y de amor y compasión para con el prójimo. Enseñarles la importancia de no mentir y de ayudar a los otros, sin esperar nada a cambio. Reiterando que lo fundamental en todo este proceso de enseñanza es que los padres se conviertan en modelo a seguir de aquellas conductas o comportamientos que quieran verse reflejados en los hijos, siendo coherentes con lo que decimos.