La espelta es uno de los granos más antiguos del mundo: es originaria de Irán y partes de Europa y fue una de las primeras especies de trigo que se utilizó para hacer pan. También conocido como farro o dinkel, es específicamente una subespecie de trigo.
La espelta tiene un encantador sabor a nuez que no se diferencia del sabor de la cebada. Ha ganado popularidad en los últimos tiempos, gracias a sus altos niveles de fibra, proteínas, vitaminas y minerales y al hecho de que es fácil de digerir y baja en gluten. La espelta se vende generalmente como harina de espelta y se utiliza en el pan, la pasta, las galletas y las galletas saladas.
La harina de espelta no contiene gluten
La espelta contiene gluten, por lo que no es apta para personas con enfermedad celíaca; pero puede ser una alternativa para las personas que no son severamente intolerantes al gluten.
Beneficios
La harina de espelta tiene una gama de nutrientes más amplia que otros miembros de la familia del trigo, con niveles más altos de proteína, fibra, manganeso, niacina, tiamina, cobre y vitamina B2. El alto nivel de fibra de la espelta ayuda a reducir las lipoproteínas de baja densidad (LDL) o los niveles de colesterol «malo».
Es un grano integral con propiedades únicas; la cáscara lo protege de los contaminantes e insectos, lo que permite a los cultivadores utilizar pocos o ningún pesticida.
Cómo hornearla
Cuando se hace pan con espelta, hay que tener en cuenta que la falta de gluten puede hacer que la masa hecha con espelta sea difícil de trabajar y de hacer crecer. Lo ideal es mezclarla con otros tipos de harina que tengan un mayor contenido en gluten (la mitad y la mitad de espelta y la harina blanca o integral funcionan bien), así se obtiene tanto la elasticidad como el contenido nutricional.
Formas de uso
Puedes usar harina de espelta molida en panes y panecillos para hornear, así como también cocinar las bayas de espelta integrales como reemplazo de otros carbohidratos, como el arroz o la pasta. Si te gusta la cocina gorumet, puedes probar a hacer un un risotto de farro con la misma técnica que el tradicional, sólo que usando en esta ocasión harina de espelta.
Por último, puedes usar las bayas cocidas o enfriadas, para hacer una ensalada como lo harías con una ensalada de arroz.